Si eres de las que incluso en el frío invierno, época en la que llevamos tres pares de calcetines juntos y botas de borrego, ha cuidado y mimado sus pies, enhorabuena. No te hacen falta nuestros consejos (o no todos). Si eres del 90% que ha olvidado que al final de las piernas tenemos dos pies que están a punto de ver la luz del sol, es hora de ponerse las pilas y darles los cuidados que se merecen...
Cuando nuestros pobres pies empiecen a ver la luz te van a pedir a gritos una atención extra. Te lo avisamos desde ya: aunque hoy den lluvias y haga frío, el sol está ahí detrás y a ti y tus pies os va a pillar desprevenidos si no sigues nuestros trucos.
Empieza a mimarlos: limpia y seca en profundidad, date masajes circulares, lima asperezas, hidrata y vuelve a hidratar. Lima y pule las uñas, retira las cutículas, aplica un poco de brillo o un colorcito que les vaya devolviendo a la vida.
En el futuro, cuando no nos quitemos las sandalias, prémiate con una buena pedicura en un salón profesional. Pero hoy, por si mañana puedes estrenar esas sandalias que compraste, empieza con estos cuidados en casa:
- Para empezar, lo primero que tenemos que hacer es eliminar cualquier célula muerta o aspereza que podamos tener con una buena piedra pómez. Dedicaremos un rato antes de acostarnos a pulir nuestra piel y dejarla suave y sin imperfecciones. La mayoría del calzado de verano para mujer deja ver gran parte del pie, así que este punto es muy importante.
- Para el cuidado diario de los pies, podemos darnos un baño relajante con sales o, si preferimos remedios más naturales, podemos preparar un baño con manzanilla, menta y laurel, añadiendo un poco de bicarbonato.
- Por último, antes de acostarnos podemos utilizar una crema hidratante. Numerosas casas de cosméticos tiene una línea especial para el cuidado de los pies, como Neutrogena o Scholl. Aplica una abundante capa antes de dormir, con especial cuidado en talones, y verás como se nota el resultado
