El masaje es un intercambio recíproco, permite establecer una relación interactiva y constructiva con el bebé. No se puede decir que haya una “buena” o “mala” técnica, lo importante es hacerlo con mucha ternura y estar atenta a sus reacciones. Los movimientos deben ser suaves y no tener prisa, muy pronto sabrás percibir lo que te pide tu bebé y adaptar tus movimientos.
Piernas y pies son las partes menos vulnerables y al mismo tiempo las zonas preferidas del bebé. Con el bebé tumbado boca arriba masajea primero una pierna y después la otra. Empieza siempre desde la cadera hacia el pie.
- Vaciado hindú: Con una mano sujétale el tobillo y con la otra amóldala a su pierna deslizándola desde la cadera hacia el tobillo. Una vez por la parte interna de la pierna, y la siguiente, por la parte externa.
- Pulgar tras pulgar: Desliza tus pulgares por la planta del pie, desde el talón hasta la base de los dedos y recorre los deditos uno a uno.
- Vaciado sueco: Realiza movimientos igual que antes pero en sentido contrario: desde el tobillo hasta la cadera. Primero con una mano por la parte externa y a continuación con la otra mano por la parte interna.
- Enrollar (o rodamientos): Haz “rodar” la pierna entre las dos manos mientras las vas deslizando de la cadera hacia el tobillo.
Para terminar e indicar que pasaremos a otra zona o que hemos terminado por hoy, haremos un movimiento que integre las dos piernas.